Aunque fue abolida la ley estadounidense que prohibía a las tropas declarar su homosexualidad, gays y lesbianas que manifiesten abiertamente su condición deberán esperar varios meses antes de que las fuerzas estén prontas para recibirles.
En medio de las preocupaciones para mantener la cohesión de las tropas cuando Estados Unidos sigue involucrado en las guerras de Afganistán e Irak, altos cargos del Ejército estadounidense quieren ir paso a paso para garantizar una transición suave.
El Senado estadounidense puso fin el sábado a 17 años a una controvertida ley llamada "Don't ask, don't tell" (No preguntes, no digas), que obligaba a los soldados gays y lesbianas esconder su orientación sexual bajo la amenaza de ser expulsados.
Tras la votación, el secretario de Defensa, Robert Gates, aseguró que la administración trabajaría con "precaución, método, aunque con resolución" para aplicar la nueva medida, que permitirá a los soldados homosexuales servir en el Ejército abiertamente.
Pero este proceso puede prolongarse durante varios meses.
El presidente Barack Obama debe, en primer lugar, promulgar la ley, y, en segundo lugar, "certificar" por esc rito junto al secretario de Defensa y el jefe del Estado Mayor, el almirante Mike Mullen, que la aplicación de las nuevas reglas no comprometerá "el nivel de preparación de las fuerzas armadas, su eficacia, la cohesión de las unidades y el reclutamiento", dijo Gates.
Para preparar la integración de los soldados homosexuales a las filas, el Pentagono ha previsto, de acuerdo con un informe difundido a finales del mes de noviembre, retocar el código militar.
Los comandantes de las unidades recordarán sus valores como profesionales y los 3.000 capellanes militares analizarán las preocupaciones morales y religiosas.
El tiempo que durará esta fase de preparación del Ejército no ha sido especificada todavía. Cuando se dé este paso, habrá que esperar todavía 60 días hasta que la ley entre en vigor.
Para el almirante Mullen, la transición debe realizarse de forma "responsable y medida".
Gates avisó a los soldados homosexuales de seguir manteniendo su orientación sexual en silencio pues la la actual ley sigue vigente hasta que la nueva entre en vigor.
De todas formas, el Pentágono ha puesto en marcha una moratoria de facto sobre las expulsiones de los soldados homosexuales desde el primer juicio celebrado a mediados de octubre en contra de la ley "Don't ask, don't tell", explicó el coronel David Lapan, un portavoz del Pentágono.
Un grupo que actúa en favor de los derechos de los homosexuales, Human Rights Campaign, exigió en un comunicado el sábado a Barack Obama y Robert Gates "asegurarse de que el proceso se realice correctamente".
La "mayoría" de soldados (un 70%) esta preparado para la llegada de soldados que declaren abiertamente su homosexualidad en el Ejército, de acuerdo con una encuesta del Pentágono.
Pero en algunas unidades de combate, principalmente en los Marines, el resultado del sondeo se invierte: entre el 40% y el 60% de los encuestados ven con mal ojo el fin del tabú gay.
De ahí el temor del jefe de los Marines, el general John Amos, y de algunos altos cargos y representantes republicanos que el fin del tabú pueda perjudicar la cohesión de las unidades implicadas en operaciones de combate y de "provocar la muerte" de soldados estadounidenses.
Al principio de los años 1950, el Ejército se situaron por delante del resto de la sociedad de Estados Unidos al integrar minoridades raciales en sus filas, recuerdan los autores del informe del Pentágono, y, sin embargo, casi todos los soldados se oponían.
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