El fallecimiento de su amigo y compañero de reparto de la saga Rápido y Furioso, Paul Walker, en un accidente de coche en noviembre de 2013 dejó a Michelle Rodríguez sumida en una profunda tristeza.
“En realidad me volví un poco loca… Hubo un montón de cosas que hice durante ese año que jamás habría hecho de estar en mis cabales. Me parecía que nada de lo que pudiese hacer me haría sentir viva, así que seguía esforzándome más y más. Me dediqué a viajar y a practicar sexo. Y sencillamente estaba intentado ignorar todo lo que sentía”, confesó recientemente Michelle en una entrevista a Entertainment Weekly.
La actriz convirtió su vida en un caos para dejar de pensar en lo efímera que es la vida y en que de la misma forma que llegamos a este mundo podemos desaparecer de él en cualquier momento. "¿Cómo podía sacar esas ideas de mi mente? Hice lo posible para esconderme de mí misma. Mi experiencia al consumir ayahuasca hizo que me sintiera más triste"
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