La viuda de Robin Williams dijo ayer que el fallecido actor estadounidense sufría demencia con cuerpos de Lewy (DCL), una enfermedad neurodegenerativa que altera el estado de ánimo, el movimiento y provoca alucinaciones. "La depresión no mató a Robin. La depresión fue uno de los 50 síntomas que padecía”, explicó Susan Schneider a la revista People.
El actor se suicidó el 11 de agosto de 2014, a los 63 años. La viuda contó que los primeros trastornos comenzaron a ser visibles en 2013. "Aparecían como una máquina de pinball. No sabías exactamente hacia dónde mirar”, dijo.
Las cosas empeoraron los meses previos a su muerte. Williams sufrió ataques de ansiedad que le provocaban rigidez y también calculaba mal las distancias. Schneider lo encontró una vez con los músculos completamente agarrotados y la cabeza ensangrentada porque había chocado contra una puerta. Los doctores le realizaron cientos de pruebas, pero la respuesta no llegó hasta la autopsia. "Vivíamos una pesadilla”, dijo su viuda. Schneider aseguró que Robin sabía perfectamente que "estaba perdiendo la cabeza”. Intentaba sobrellevarlo, pero el último mes todo se desmoronó. "Es como si se hubiese roto la represa”, dijo. La última noche antes del suicido, Schneider lo encontró tranquilo. Entró un par de veces en su dormitorio, una de ellas con un iPad en la mano. "Pensé que era buena señal”, reconoció. Luego se desearon buenas noches. Fue la última vez que lo vio con vida.
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