Madonna inició el jueves la gira mundial más larga de su carrera, con un pedido de paz para Oriente Medio. “Ok, Tel Aviv, ¿están preparados?”, desafió al abarrotado estadio de Ramat Gan para advertir de que tenían por delante dos horas de ritmo ininterrumpido, decorados cambiantes y efectos especiales.
“Elegí empezar mi gira mundial en Israel por una razón muy especial y específica. Todos los conflictos que hubo desde hace miles de años en Oriente Medio tienen que acabar (...). Todos somos seres humanos, seamos judíos, cristianos, musulmanes, budistas, ateos, homosexuales, heterosexuales... Todos queremos amar y ser amados”, dijo la reina del pop en su primera intervención.
“Es fácil decir ‘quiero la paz en el mundo’, pero otra cosa es hacerlo. Si logramos pasar por encima de nuestros países y nuestras religiones, y tratar a todos los seres humanos a nuestro alrededor con dignidad y respeto, estaremos en el camino de la paz”, dijo.
El espectáculo comenzó con un gran incensario balanceado por bailarines vestidos de monjes mientras sonaban rezos en hebreo ante una gran cruz. Girl gone wild, Revolver, Gang Bang... Madonna fue desgranando sus temas actuales, sin olvidar clásicos como Express yourself o Papa don't preach.
A sus 54 años, Madonna protagonizó ante más de 30.000 personas un derroche de energía en el que dos ideas, lo profano y lo divino, y dos religiones, judaísmo y cristianismo, se entrelazaban constantemente en una mezcla de cine, música y coreografía.
Tras una primera media, Madonna presentó al trío vascofrancés Kalakan, del que había quedado prendada en una visita al norte de los Pirineos, con el que compartió escenario, ése fue uno de los momentos más aplaudidos de la noche. Luego de su paso por Israel, Madonna continuará con su gira, denominada MDNA Tour, por Asia y Latinoamérica.
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