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jueves, 7 de abril de 2011

....fue allí donde Kate conoció al príncipe Guillermo

Lady in red. En St. Andrew´s, Kate optó por un traje de dos piezas “rojo real” y remató el look con guantes de cuero.

Matricularse en la universidad de St. Andrews para cursar la carrera de Historia del Arte el año 2001 fue el primer paso de una historia de amor “muy real”, ya que fue allí donde Kate conoció al príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono y futuro Rey de Inglaterra.

En sus primeros años de estudio, William, hijo del príncipe Carlos y la fallecida Diana de Gales, y Kate se alojaban en habitaciones muy cercanas en la residencia de estudiantes St. Salvators Hall, pero no fue hasta dos años después cuando ambos comenzaron a convivir en la misma casa de campo en Escocia junto a otros dos compañeros de piso. Tras dejar en el camino la relación que mantuvo en el primer año de universidad con otro estudiante, Rupert Finch, Kate y Guillermo comienzan a conocerse y a enamorarse.

Durante sus años universitarios, su historia de amor permaneció blindada por un “pacto” entre los editores de periódicos y la Casa Real Británica, con la finalidad principal de que el ‘bombazo’ que suponía la publicación de su nueva historia de amor no perjudicara sus carreras universitarias. Cuando finalizaron la universidad, ambos se trasladaron a Londres, donde se encontraron frente a nuevos desafíos. Kate se instaló por completo en la capital británica y aceptó un puesto de trabajo como compradora de accesorios en Jigsaw, una cadena de moda y propiedad de amigos de su familia, mientras que Guillermo realizó con dedicación y entusiasmo su formación militar.

Aunque su repentina fama no fue fácil para Kate, ella siempre se manejó con compostura y dignidad. Y es que Kate viene de una familia muy dedicada y unida.

Catherine, que nació el 9 de enero de 1982, es la mayor de tres hermanos e hija de Carole, una azafata de British Airways y Michael, primero programador aéreo y más tarde empresario. Creció en un hogar de clase media-alta en Bucklebury, Berkshire, donde su familia con mucho esfuerzo logró sacar a sus tres hijos adelante.

El romance entre la chica de clase media y el miembro de la realeza se fue consolidando, y Kate y Guillermo se volvieron inseparables hasta el punto de que el joven Príncipe decidió presentar a su novia a su padre, el príncipe Carlos de Inglaterra y a su hermano, el príncipe Harry, durante unas vacaciones en la nieve. El siguiente paso era presentarle a su abuela, la reina de Inglaterra, quien no dudó en aceptar la relación de su nieto.

Durante la primavera de 2006 se comenzó a rumorear que el anuncio de compromiso era algo inminente y las tiendas de souvenirs se comenzaron a llenar de recuerdos conmemorativos, pero nada más lejos de la realidad, pues el 14 de abril la pareja anuncio que cada uno seguiría su propio camino.

La separación no duró mucho y en junio la pareja volvió a darse una segunda oportunidad, confirmándose este hecho al mes siguiente cuando Kate asistió al concierto en homenaje de Diana celebrado en el estadio de Wembley. Y aunque cada uno ocupó asientos separados e insistieron en que tan solo eran “buenos amigos”, acudir a este acto era un gesto que dejaba claro el cariño que ambos sentían. Tras este encuentro, la joven pareja retomó su relación, aunque ambos se preocuparon de llevarla a cabo en la sombra evitando actos muy públicos.

A finales de 2007, Kate renunció a su trabajo en Jigsaw y más tarde ocupó un puesto en la empresa familiar dedicada a organizar y vender artículos de fiesta (Party Pieces). Un trabajo que sin duda le permitiría acudir junto al Príncipe a algunos de sus compromisos e incluso disfrutar unos días de vacaciones en el extranjero junto a él.

En noviembre de 2010, Clarence House confirmó que el príncipe Guillermo y Kate se habían comprometido y que la boda se llevaría a cabo el 29 de abril en la abadía de Westminster en Londres. El compromiso se produjo en octubre durante unas vacaciones de la pareja en Kenia, concretamente en los lagos del Parque Nacional del Monte Kenia. Tras la boda, la pareja vivirá al norte de Gales, donde el príncipe Guillermo continuará sirviendo con la Real Fuerza Aérea.

Transformación real

Kate se encuentra entre dos vidas: la casi pasada como ciudadana inglesa y la casi presente como princesa de Inglaterra. El 29 de abril, tras su boda con el príncipe Guillermo, será la princesa Catherine, simbólica y formal. Y es que cuando la prometida llegue a la abadía de Westminster no lo hará como las princesas de los cuentos (ni de la Familia Real inglesa) cabalgando en un carroza de cristal, sino como cualquier otra novia con su padre y en un coche. No ha seguido el ejemplo de la princesa Diana, su predecesora, tal vez para enfatizar simbólicamente su transformación de chica común a futura reina. Una vez que los novios se den el “si”, Catherine, convertida oficialmente en miembro real con título y tratamiento, se dirigirá al palacio de Buckingham.

Kate no es aristócrata como lo era Diana de Gales (entonces lady) y puede que su decisión de hospedarse la noche de la víspera del enlace en el hotel Goring, próximo al palacio de Buckingham, en lugar de hacerlo en Clarence House o en cualquier otro palacio, se deba a su interés por simbolizar este cambio de vida. Los invitados a la boda real también estarán hospedados en este exclusivo hotel de cinco estrellas.

A pesar que Kate no se casó aún, ya ha comenzado su transformación en princesa. Ha dejado su trabajo en la empresa familiar, The Party Pieces con el fin entregarse a la tarea, dedicándose a los preparativos nupciales y su formación principesca.

Su debut como princesa en prácticas fue el pasado diciembre, sólo un mes después de su anuncio de compromiso, en una gala benéfica contra el cáncer a la que acompañó al príncipe Guillermo, pero durante el último mes ha tenido varios eventos para practicar el ceremonial regio.

La presentación de Kate fue en Anglesey, un lugar especial en los corazones de la pareja real, pues establecieron allí su hogar en 2010 e iniciarán allí su vida de casados hasta 2013 mientras el príncipe Guillermo trabaja como piloto de búsqueda y rescate de RAF.

Con el mejor resultado, el histórico primer baño de multitudes de Kate como futura princesa fue memorable: las atenciones de él, la simpatía de ella, la complicidad de la pareja, el cariño de todos… La pareja real cautivó por su encanto natural y otra vez más, Kate destacó por su estilismo.

Días después, William y Kate visitaron St. Andrews. Los prometidos volvieron casi seis años al lugar donde se enamoraron y comenzó su historia de amor. /

Secretos de estilo

La próxima princesa de Gales ha tomado nota de otras princesas, desde Lady Di y su uso del color y sombreros extravagantes, a los eternos looks de la princesa Gracia de Mónaco y la modernidad de la princesa Letizia de España… Kate está ganándose un lugar como un icono del estilo y la elegancia. Y es que aparece en las listas de las mujeres mejor vestidas en prestigiosas publicaciones de moda como Vanity Fair.

Su estilo “classic Brit”, modesto y elegante es complementado por su figura atlética, piel de porcelana, look natural e impecable y brillante cabellera. Kate opta por vestidos de ISSA y le fascinan las marcas británicas como Barbour, Jigsaw y Topshop. Estos son los secretos de belleza de una princesa, que sin duda será la mimada de los fashionistas y diseñadores de todo el mundo.

• Cabello. La brillante cabellera castaña se mantiene perfecta gracias al estilista de las estrellas, Richard Ward. A Kate no le gusta experimentar con su pelo y siempre luce un acabado muy natural. Ocasionalmente se aplica a su cabello un poco de color para darle un poco más de viveza y profundidad, pero siempre con un acabado natural. El hecho de que no experimenta demasiado con él es el secreto de su éxito. Incluso si tiene que asistir a un evento formal, no le gusta que parezca demasiado “trabajado”. Sabe lo que le favorece y además es joven, por eso no le gusta nada que pueda hacerla parecer demasiado mayor.

Maquillaje. Su máxima es “menos es más”. Le gusta el aspecto natural, con un trazo de eyeliner sobre los ojos y máscara de pestañas. En 2006 contrató los servicios del maquillador de fama internacional Gomal Singh, quien la animó a que experimentara con definidores de mejillas en tonos bronce y sobras de ojos color carbón. Asimismo, siempre lleva las uñas cortas y con brillo natural.

DATOS CURIOSOS

Kate es un as del esquí y puede esquiar fuera de pista. Asimismo, al igual que la princesa Diana, su deporte favorito es el tenis.

No consume nada de alcohol, incluso en una noche de discoteca.

Kate es aún más alta que la desaparecida princesa Diana, está cerca de 1,80 metros.

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