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lunes, 1 de agosto de 2016

La chica ‘curvy’ que quiere princesas Disney más rellenitas

Las «curvies» se hacen fuertes y la muñeca Barbie ha tenido que engordar unos kilitos para dejar claro a las nuevas generaciones que hay vida más allá de la talla 38. Las modelos con carnes grasas están tomando la delantera a sus predecesoras de carnes magras. Sin embargo, el fenómeno no parece contentar a las llamadas «gordibuenas».

Loey Lane es una bloguera que presume de sus curvas y se pregunta por qué las princesas Disney son siempre tan idílicas, claro está, dentro de los parámetros definidos como «perfectos» en una sociedad en la que el ideal más buscado es la delgadez. Ni un gramo de grasa ni unos muslos anchos y, por supuesto, nada de «barriguita». Pero ni en la gran pantalla ni en la vida real sucede esto. La variedad de cuerpos es muy amplia y, en ocasiones, seguir una tendencia u otra no es más que algo que marca la pasajera moda, una industria que, por cierto, ha influido en el canon de belleza que siguen millones de personas en el mundo.

Quizá la mayor preocupación venga de la mano de una pregunta que tal vez muchos se han hecho: ¿cómo influyen los productos Disney en los niños y no tan niños que los consumen? Los más pequeños ven en los personajes de las películas un modelo a seguir y los mayores, prestando un poco de atención, no tardan en darse cuenta de que desde la compañía de entretenimiento más grande del planeta se lanzan cada vez más mensajes subliminales predeterminando en el subconsciente colectivo con ellos cómo deben o no ser los individuos, y en este caso las mujeres.

A sus 23 años Loey Lane tiene la capacidad y la maquinaria para hacer pensar. En su canal de Youtube cuenta con casi un millón de suscriptores que se sienten influenciados por sus comentarios. «No todos podemos tener el mismo aspecto, y esa es una de las grandes razones por las que creo que es importante que haya una mayor diversidad en todo lo que los niños y las niñas consumen», declaró recientemente. Incluso, la joven se ha puesto en la piel de la sirenita Ariel o la princesa Blancanieves para demostrar que todas las mujeres pueden ser princesas, independientemente de su talla. Y lo ha hecho porque ha vivido en sus propias carnes lo que se siente.

Aún recuerda que, precisamente, idolatraba a la sirenita y en una ocasión durante su niñez quiso ser como ella en una actividad escolar, pero la obligaron a adoptar el papel de Úrsula, la recordada malvada de la película. Esto marcó su vida y por ello ahora de alguna manera quiere denunciar lo que muchas otras niñas han podido sentir en algún momento.

Pero la cuestión es: ¿están dispuestos a introducir cambios de este tipo? En 2009 apareció por primera vez una princesa africana: Tiana, protagonista de la película «Tiana y el sapo». Con suerte, pronto las «mujeres reales» también se puedan ver representadas.

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