A la diva de Barbados le sobra el dinero y la vergüenza, a los hechos me remito. Resulta que, para celebrar el final de su gira en Londres, se gastó 4.000 euros en una docena de botellas de champán. Y, a medida que las descorchaba, derramaba el dorado líquido sobre su cuerpo. Vamos, que acabó muy mojada.
El pasado 22 de diciembre, mientras los españolitos mirábamos si nos había tocado la Lotería, RiRi se bajaba del O2 Arena de Londres dispuesta pegarse una juerga épica.
Las botellas volaron desde la vecina Francia y eran de la exclusiva marca Armand de Birgnac. La mayoría de los mortales se moriría por degustarlas y Rihanna las desperdició. No entraré a valorar semejante atrocidad, que en Navidad debe primar el espíritu caritativo y tolerante.
Sus amigos, bastante chivatos, han revelado al diario ‘The Mirror’ que vació las botellas en una bañera para emular a la mismísima Cleopatra. Eso sí, la reina egipcia prefería la leche de burra para mantener su piel tersa.
"Rihanna siempre ha querido hacer esto. Ella sabía que era muy extravagante y lo ha guardado como un regalo de celebración para marcar el final de su gira", comentaba un testigo de tamaño acontecimiento al citado rotativo.
Si esta mujer pasara desapercibida le daría un ataque de nervios, así que tenía que montar un numerito que trajera cola unas cuantas semanas y que se filtrara rápidamente a la prensa. ¡Felicidades RiRi, lo has conseguido de nuevo!
Nicola Roberts y Cheryl Cole se sumaron luego al fiestón. No sé si acabarían tan empapadas como Rihanna. Ahora bien, espero que, por su bien, ninguna cometiera excesos perjudiciales para su salud, dado que todos los miembros del ‘star-system’ se convierten, tarde o temprano, en carne de clínicas de rehabilitación.
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