Mostrando que atrás del espectáculo subyacen sensibilidades políticas, Gran Bretaña retiró la invitación al embajador de Siria, diciendo su asistencia era inapropiada en medio de la represión a los manifestantes pro democracia en esa nación.
Para recordar a la madre de Guillermo, la princesa Diana, muerta en 1997 en un accidente de automóvil en París, la pareja eligió abrir la parte musical con el himno cantado en su funeral en la abadía de Westminster donde se celebrará la boda.
En un mensaje de agradecimiento a las muestras de cariño recibidas de todas partes del mundo, la pareja dijo estar emocionada por el afecto con motivo de su boda, una ceremonia que combinará antiguas tradiciones de la monarquía con un sentido de la modernidad para reflejar los nuevos tiempos.
Middleton, por ejemplo, no prometerá "obedecer" a Guillermo cuando pronuncie sus votos matrimoniales frente a una congregación formada por miembros de familias reales, políticos, celebridades y amigos.
Middleton, de 29 años, asistió el jueves a un ensayo general en la abadía, la iglesia de coronación de la monarquía británica desde que Guillermo el Conquistador fue coronado allí en 1066, acompañada por el hermano menor y padrino de Guillermo, el príncipe Enrique.
En la tarde, el príncipe Guillermo salió a saludar a la multitud que esperaba en la avenida ceremonial que se origina en el palacio de Buckingham, donde dio la mano a la gente y comentó que estaba concentrado en "recordar sus líneas" para el "gran día", según mostró una transmisión en vivo de la BBC.
"Ambos estamos encantados de que hayan podido unirse a nosotros para celebrar lo que esperamos sea uno de los días más felices de nuestras vidas", dijeron Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono, y Kate en un comunicado impreso en el programa oficial de recuerdos.
DIANA, VISIBLE EN AUSENCIA
Elton John, el amigo de Diana que interpretó "Candle in the Wind" en su funeral, será uno de los invitados el viernes, y Guillermo regaló a Kate el deslumbrante anillo de compromiso de zafiro y diamantes de su madre.
La fría reacción de la realeza a la muerte de Diana contrastó enormemente con una gran demostración de duelo público, lo que supuso una pérdida de popularidad para la monarquía británica.
El matrimonio de Guillermo con Kate, que procede de una pudiente clase media y no de la aristocracia, es percibido como algo que dará glamour a una institución que ha perdido brillo.
En las calles alrededor de la abadía, personas comenzaron a levantar un improvisado campamento con tiendas de campaña hechas con banderas británicas, imágenes de la pareja y pancartas en las que se podía leer "Hace frío pero merece la pena" y "Podría haber sido yo".
"Soy una fan de la novela romántica, así que tenía que venir a ver el acontecimiento más romántico del mundo", dijo Sheree Zielke, de 55 años, que viajó desde Canadá para asistir a un evento.
Cindy Sagar, de Oxford, en el centro de Inglaterra, dijo que fue uno de los 600.000 espectadores que vieron la boda del padre de Guillermo, el príncipe Carlos, con Diana en 1981.
"Fue eléctrico, uno de los mejores días de mi vida", comentó.
Funcionarios del turismo prevén que el viernes haya en Londres unos 600.000 visitantes más que lo habitual, llevando el total de turistas a 1,1 millones, lo que dejaría unos 50 millones de libras (83 millones de dólares).
La seguridad será extrema el viernes. Gran Bretaña estará en su segundo mayor nivel de alerta, lo que significa que se considera "altamente probable" un atentado.
La policía ha estado haciendo registros a lo largo de la ruta de la pareja real. Expertos en seguridad dicen que los principales riesgos son presentados por activistas islámicos y paramilitares católicos irlandeses, anarquistas y acosadores.
"UNION JACKS" Y FIESTAS
En todo Londres se ultimaban los preparativos, con banderas color rojo, blanco y azul ondeando en edificios y tiendas.
Escenas similares se ven en ciudades y pueblos por todo el país. El Gobierno dijo que unos dos millones de personas participarían en las cerca de 5.500 fiestas previstas en las calles.
El primer ministro David Cameron dijo que los británicos "sentían profundamente" la monarquía constitucional, que en la década de 1990 protagonizó escándalos como el sonado divorcio de los padres de Guillermo.
Pero algunos británicos, sin embargo, están lejos de sentir tanta emoción, bien por indiferencia o por una abierta hostilidad dado que la boda llega en un momento en el que el Gobierno lleva adelante medidas de austeridad que incluyen severos recortes de gastos y despidos.
Aunque la familia real y los Middleton pagarán por la ceremonia y recepción, los contribuyentes tendrán que costear la factura de la seguridad.
Un sondeo realizado este mes por Ipsos MORI para Reuters indicó que un 47 por ciento de los británicos están no muy o nada interesados en la boda.
"Sólo es una boda", dijo Ivan Smith, de 25 años, cerca de la abadía. "Todo el mundo se ha vuelto loco. Me importa un bledo. Sólo voy a disfrutar del día festivo que tenemos", agregó.
Pero fuera de Gran Bretaña la fascinación del mundo con la familia real británica no ha disminuido.
Alrededor de 8.000 periodistas han aterrizado en Londres para cubrir la ceremonia y cientos de millones de espectadores seguirán la boda en vivo por televisión.
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