La Abadía de Westminster, donde se casó el príncipe Guillermo y Kate Middleton y de la que salieron convertidos en duques de Cambridge, es desde hace casi diez siglos escenario de bodas, coronaciones y entierros de reyes ingleses.Desde la primera coronación en la abadía, la del rey Guillermo I en el día de Navidad de 1066, hasta el funeral de Diana de Gales, madre del príncipe Guillermo, en 1997, esta iglesia gótica del tamaño de una catedral situada frente al Palacio de Westminster, sede del Parlamento británico, ha vivido un sinnúmero de ocasiones históricas.
Su nombre formal es el de Iglesia Colegiata de San Pedro y, a diferencia de la mayoría de los templos del país, es propiedad directa del monarca y no de ninguna diócesis o provincia.
La Abadía es uno de los cementerios con mayor concentración de genios y personajes regios del mundo.
Es el lugar donde reposan los restos de 17 reyes, incluidos Enrique V, Enrique VII, Isabel I y Jorge II, el último en recibir allí sepultura.
En el extremo sur de Westminster, alrededor de la tumba del autor de “Los cuentos de Canterbury”, Geoffrey Chaucer, ha crecido a lo largo de los siglos el llamado Rincón de los Poetas.
Se llama así porque allí descansan los restos de destacados personajes de la cultura como el novelista victoriano Charles Dickens, los poetas Edmund Spenser y Alfred Tennyson, así como los actores David Garrick, Henry Irving y Laurence Olivier.
Los compositores Henry Purcell y George Frideric Handel, y el científico que hizo el postulado de la ley de la gravitación universal, Isaac Newton, se cuentan también entre los cientos de personajes ilustres enterrados en el lugar.
BODAS
El enlace de ayer entre Guillermo Y Kate es el regreso a la abadía de las bodas reales desde que el príncipe Andrés, duque de York y hermano del príncipe Carlos, se casó con Sarah Ferguson en julio de 1986.
Bajo la bóveda gótica más alta de Inglaterra -31,1 metros- se han celebrado durante el Siglo XX numerosas uniones reales, empezando por la de los padres de la reina Isabel, el príncipe Alberto -coronado más tarde como Jorge VI- y Elizabeth Bowes Lyon, la “reina madre”, que se casaron en abril de 1923.
El funeral de la reina madre se celebró asimismo en la abadía, recuperando una tradición que en aquel momento llevaba dos siglos y medio interrumpida.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la entonces princesa Isabel se casó con Philip Mountbatten, después duque de Edimburgo, en noviembre de 1947, en una ceremonia que estuvo marcada por la austeridad de la posguerra.
La princesa tuvo que reunir cupones de racionamiento para poder comprar la tela del vestido de boda, como cualquier otra novia de la época, según documentos del Archivo Nacional británico.
Su hermana, la princesa Margarita, fue la siguiente en pasar por el altar de la abadía para casarse con Antony Armstrong-Jones en mayo de 1960, en un matrimonio que se disolvería años más tarde.
En 1973, Margarita volvió a la abadía para casarse con el capitán Mark Phillips, de quien también se divorciaría 19 años después.
El suelo que hay frente al gran altar en el que se celebran las coronaciones y las bodas fue decorado en estilo de mosaico ornamental por operarios traídos expresamente de Roma, siendo uno de los diseños más grandes de este tipo que se conservan en el mundo.
Fue sacado de la Abadía durante los bombardeos nazis de Londres en la Segunda Guerra Mundial, una época en la que por seguridad la silla de la coronación fue trasladada a la catedral de Gloucester y en la que la piedra de coronación -utilizada originalmente por los monarcas escoceses- se enterró en secreto en la misma abadía.
Una de las campanas de la iglesia gótica, en el conjunto situado en la torre noroeste del templo, sirve para anunciar la muerte de un miembro de la familia real o del deán de Westminster.
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