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sábado, 30 de abril de 2011

Guillermo y Catalina se dan el “Sí quiero” y sellan su unión con dos besos

El príncipe Guillermo y Catalina se dieron ayer el “Sí quiero” en una fastuosa ceremonia en la Abadía de Westminster y ante cientos de miles de entusiastas sellaron con un beso esta unión que representa un soplo de aire fresco para la monarquía británica.
En su esperada aparición en el balcón del palacio de Buckingham, los flamantes duques de Cambridge no sólo mantuvieron la costumbre inaugurada por los padres del príncipe, Carlos y Diana, en 1981, sino que ofrecieron al público otro beso de propina en este día que calificaron de “maravilloso”.
ENLACE MATRIMONIAL
Bajo la mirada atenta de la reina Isabel II, abuela de Guillermo, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, había consagrado el matrimonio de la joven pareja por el rito anglicano poco antes del mediodía en la imponente nave gótica de la abadía, en presencia de 1.900 invitados y 2.000 millones de telespectadores e internautas.
“Sí, quiero”, dijo Guillermo, de 28 años, con voz firme durante la misa, tras lo cual Kate Middleton, de 29, prometió con voz más temblorosa al segundo en la línea de sucesión a la Corona “amarle, confortarle, honrarle y cuidarle”, pero no obedecerle, siguiendo los pasos de la hoy difunta Diana, omnipresente en esta jornada de celebración nacional.
Guillermo, ataviado en su uniforme rojinegro de coronel de la Guardia Irlandesa del ejército británico, deslizó una alianza de oro en el dedo anular de la novia, pero él renunció a llevar anillo, y tampoco lo recibió.
“You look beautiful” pareció susurrarle a Kate Middleton, que entró todavía plebeya del brazo de su padre, en el templo, vestida con un traje de color marfil y blanco satinado con manga larga de encaje, escote corazón y una cola de casi tres metros de largo.
La novia, resplandeciente, llevaba también un largo velo bordado sobre su larga melena castaña semirrecogida, sujeto por una tiara prestada por la reina.
De apariencia sencilla pero complicada factura, el traje diseñado por la británica Sarah Burton, sucesora del desaparecido Alexander McQueen, fue unánimemente elogiado por su elegancia y su sobriedad.
INVITADOS
Entre los privilegiados que llenaban la abadía para esta ceremonia anacrónica había desde miembros de la realeza como la reina Sofía y los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, hasta famosos como el futbolista David Beckham o el músico Elton John, pasando por comerciantes del pueblo de Kate o una sin techo reinsertada.
RECORRIDO
Tras firmar el registro lejos de las cámaras, los recién casados se dirigieron al palacio en una carroza dorada, tirada por cuatro caballos grises, por un recorrido teñido de los colores azul, blanco y rojo.
Sonrientes y relajados, los recién casados fueron aclamados y ovacionados por un millón de personas -según la policía- entre admiradores, turistas y curiosos, todos pertrechados con algún recuerdo más o menos visible de la boda- al paso del cortejo, escoltado por 160 guardias montados.
Como la amenaza de lluvia no se concretó, la carroza descubierta que llevó a Guillermo y Catalina fue la misma que utilizaron Carlos y Diana hace 30 años.
NOMBRAMIENTO
Antes de la ceremonia, la reina nombró a Guillermo duque de Cambridge, conde de Strathearn y barón Carrickfergus, por lo que Catalina heredó al casarse esos tres mismos títulos en versión femenina. Kate Middleton se convirtió también oficialmente en princesa Guillermo de Gales, aunque es muy probable que la prensa se refiera a ella únicamente como princesa Catalina.
AIRES MODERNOS
Isabel II, de 85 años, ve en esta boda una oportunidad de dar aires más modernos a la monarquía, después del tortuoso matrimonio de Carlos y Diana, que terminó en divorcio un año antes de que la muerte de la “princesa del pueblo” en un accidente en París en 1997 estremeciera sus cimientos.
TRASLADO A CLARENCE HOUSE
Tras los dos inesperados besos, los recién casados volvieron a sorprender a los admiradores al salir del palacio a la media tarde de ayer a bordo de un deportivo Aston Martin de color azul cargado de globos con la matrícula “JU5T WED” (“recién casados”) para dirigirse a Clarence House, la residencia del príncipe Carlos en uno de cuyos apartamentos vivirán cuando estén en Londres.
La princesa se cambió el traje de boda por otro vestido blanco satinado de Sarah Burton, esta vez sin tirantes, con falda circular y detalles de diamantes bordados en torno a la cintura, para la cena de etiqueta en palacio con sus 300 familiares y amigos más cercanos.
“Me alegro de que el tiempo haya aguantado. Hemos tenido un gran día”, declaró la nueva princesa en el inicio de su nueva vida.
Tras el banquete, la sala del trono de Buckingham se transformó según la prensa en una discoteca gracias a los hermanos menores y padrinos respectivos, Enrique y Pippa, quien causó sensación con otro vestido marfil de Burton.
Posibles destinos para la luna de miel de los flamantes esposos William y Kate
Agencias.- En bienes raíces, la clave es ubicación, ubicación, ubicación. Para los lunamieleros reales, es privacidad, privacidad, privacidad.
El príncipe Guillermo y Kate Middleton podrían combinar ambas en una luna de miel en la residencia real de Balmoral, una zona de 50.000 hectáreas que pertenece a la reina y que se localiza en Escocia. Se trata de una propiedad familiar tan vasta que la pareja podría relajarse sin tener que preocuparse de que cada movimiento sea seguido por los lentes de los paparazzi.
“Pienso que la privacidad será lo más importante después de todo lo que han pasado”, dijo Joe Little, director gerente de la revista Majesty. “Tal vez una semana en el sol y otra en Escocia, que es un destino tradicional para las lunas de miel reales”.
OTROS DESTINOS
La oficina de prensa del príncipe no ha revelado nada sobre el destino de la luna de miel, aunque Guillermo ha dado algunas tentadoras pistas.
Por ejemplo, en un viaje reciente a Australia el príncipe le dijo a la multitud que lo saludaba que él y Middleton podrían regresar para una luna de miel en Cairns para practicar esnórquel en la Gran Barrera de Coral.
COMPROMISOS
Guillermo y Middleton están un poco limitados por los compromisos militares del príncipe. Él es piloto de helicóptero de búsqueda y rescate de la Fuerza Aérea Real y sólo tiene dos semanas disponibles, por lo que tendrá que regresar a su base en Gales rápidamente.

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