La actriz Meg Ryan, de 53 años, se ha convertido en el nuevo suceso quirúrgico de Hollywood, al presentarse con su "nuevo" e irreconocible rostro en la Semana de la Moda de París.
Tras un año alejada de la pantalla grande y eventos, la estadounidense que fue en los años 90 la novia rubia que todos querían, con un rostro angelical y sonrisa encantadora, se sometió a varias inyecciones de bótox y arreglos faciales con bisturí lo que transformaron en buena medida su aspecto.
En las fotos que se han vuelto trendic topic mundial en Twitter se muestra con los ojos achinados, una frente más grande y una sonrisa al estilo Guasón.
Ryan ha cambiado tanto que casi no queda nada de la que protagonizó Tienes un e-mail (1998) con Tom Hanks.
La obsesión por la edad, el luchar contra el envejecimiento es la pesadilla de muchos intérpretes que les llevan a cometer verdaderas locuras.
Meg ha sido asidua a hacerse algunos retoques pero ya en estas últimas instantáneas abren la pregunta: ¿no es ya suficiente?
Cambiarse el rostro o darse alguno que otro retoque no es nada nuevo en la meca del cine. Lo que sí sorprende son las críticas que las actrices reciben por haber cambiado tanto su aspecto, fotografías que se convierten en virales en la Red.
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