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domingo, 17 de febrero de 2013

De porteña plebeya a reina de Holanda

Después de más de tres décadas en el trono, la reina Beatriz de Holanda decidió el pasado 28 de enero de 2013 ceder el trono a su hijo. “No abdico porque mi tarea no me satisfaga, sino por el convencimiento de que la responsabilidad de nuestra nación debe recaer ahora en las manos de una nueva generación”, dijo la reina durante un discurso televisado.

Según Beatriz de Holanda, el príncipe Guillermo y su esposa, la argentina Máxima Zorreguieta, están preparados para su tarea futura. “Ambos servirán a nuestra nación con devoción, en conformidad con la Constitución y podrán al servicio del reino todo su talento”, declaró la soberana.

Ahora, al igual que sus antecesores, el príncipe Guillermo y la princesa Máxima no serán coronados, sino investidos como jefes de Estado en una ceremonia que data de 1815, fecha en la que Guillermo I fue investido Rey de los Países Bajos. El príncipe de Orange reinará bajo el nombre de Guillermo Alejandro y no de Guillermo IV, como esperaban los holandeses, según se desprende del discurso pronunciado por la reina.

Y siguiendo la tradición, Máxima Zorreguieta estará junto a su esposo cuando sea investido como rey. En sus primeras palabras en público tras el anuncio de la abdicación de la soberana, Máxima afirmó que es “un honor tremendo seguir los pasos de la reina Beatriz”.

El pasado político de su padre

Desde que Máxima Zorreguieta Cerruti contrajera matrimonio con el príncipe Guillermo, el 2 de febrero de 2002, es una de las personas más queridas de la Casa Real holandesa.

Nacida en Buenos Aires el 17 de mayo de 1971, Máxima, de carácter abierto, mucha personalidad y sonrisa franca y natural, pertenece a una familia de la clase alta de Buenos Aires, es la cuarta hija de Jorge Zorreguieta y la primera fruto de su segundo matrimonio con María del Carmen Cerruti.

El pasado político de su padre, que fue ministro durante la dictadura (1976-1981) del general Rafael Videla, provocó reacciones adversas en la sociedad holandesa tras el anuncio oficial de su noviazgo con el príncipe de Orange. El enlace fue entonces recibido con dudas en Holanda, tanto por el pasado de la familia de Máxima como por su confesión católica -frente al protestantismo habitual de la Familia Real holandesa-, unas reticencias que han ido desapareciendo con el paso del tiempo.

Ahora, para no levantar ampollas entre los holandeses y antes de que comenzaran a surgir nuevas especulaciones sobre la asistencia o no de su familia a la ceremonia de investidura, la carismática princesa hizo saber al Gobierno holandés que su familia no estará presente en la coronación.

En el trono holandés

Máxima Zorreguieta será la segunda latinoamericana en sentarse en un trono europeo, después de que el 7 de octubre de 2000 la cubana María Teresa Mestre, esposa del Gran Duque de Luxemburgo, se convirtiera en la gran duquesa de ese país centroeuropeo.

Una vez licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Católica de Argentina, Máxima se traslado a Estados Unidos, concretamente a Boston, donde cursó un máster. Al año siguiente se instaló en Nueva York y comenzó a trabajar en la compañía HSBC James Capel Inc, en la que llegó a ser vicepresidenta de Ventas Institucionales de América Latina. También trabajó en el Deutche Bank de Nueva York y en el de Bruselas hasta que se hizo público su compromiso con el heredero al trono holandés.

Gracias a su naturalidad y a su espontaneidad, Máxima, madre de tres hijas Amalia (2003), Alexia (2005) y Ariane (2007), se ha colado en el corazón de la mayoría de los holandeses y se ha convertido en una de las princesas más elegantes de Europa tanto en actos benéficos como en eventos oficiales y ceremonias y cenas de gala.

Máxima y la moda

Desde que le confeccionara un sencillo vestido nupcial en tono marfil con mangas largas y un favorecedor cuello redondeado, Valentino se ha convertido en su diseñador de cabecera, aunque la futura reina también confía en el modisto holandés Jan Taminiau y el diseñador belga Edouard Vermeulen.

Para los actos de día, Máxima suele escoger trajes de chaqueta de corte clásico conjuntados con falda de corte a la rodilla o pantalones anchos teñidos en favorecedores colores como burdeos, fucsias, bronces, naranjas, mostazas, verdes, rojos o grises. Para completar su estilismo, luce vistosas pamelas y coquetos tocados, muchos de ellos realizado por Fabienne Delvigne, autora de muchos de los tocados que luce las reinas y princesas europeas.

Por la noche, la princesa de Holanda prefiere sofisticados y vistosos vestidos largos con elegante caída y escote asimétrico repletos de pedrería, hermosos bordados o delicados brocados. Los tonos rosas empolvados, los ocres, los pasteles, los berenjenas, los grosellas, los verdes y los dorados son sus favoritos, aunque de vez en cuando también viste llamativos vestidos en negro, azul turquesa o mandarina, que realza con joyas de ensueño.

A la hora de mostrar su lado más casual y familiar, Máxima apuesta por prendas cómodas e informales. Blusas holgadas, pantalones “capri”, vaqueros, vestidos camiseros y zapatos planos, patrones que le otorgan mayor confort para disfrutar de sus hijas (Efe Reportajes).

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