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domingo, 14 de octubre de 2012

El mundo de Sofía, l historia de la diva del momento



Una de las claves del éxito de Sofía Vergara está en lo que no dice. Ella le ha hecho creer al mundo entero, a punta de carcajadas estruendosas y comentarios fuera de lugar, que no es más que una mujer linda y un poco tonta a quien el éxito le llegó por sorpresa. Pero la realidad es otra: la Toti, como le dicen sus amigos, es una persona brillante que ha superado varias adversidades para convertirse en una de las grandes divas del planeta. Es cierto que frente a las cámaras parece escandalosa, pero ese es un personaje que ella ha creado para su vida pública. Con paciencia ha acumulado tantos éxitos que hoy por hoy es la actriz mejor pagada de la televisión de Estados Unidos, un símbolo sexual mundial y una poderosa empresaria que gana varios millones de dólares al año. Ella habla poco sobre sus triunfos y no se los toma demasiado en serio: “La fama me abrió un mundo de oportunidades. Y me fregó la carrera de Odontología”, le dijo a la revista Semana desde Los Ángeles, donde se encuentra rodando una nueva temporada de Modern Family, la serie que protagoniza desde hace tres años.

La otra clave en el éxito de Sofía Vergara está en cómo lo dice. A pesar de que habla un inglés fluido, Vergara se inventó un acento falso, lleno de errores gramaticales y malas pronunciaciones, con el que se ganó el cariño del público. Se dio cuenta de que mientras la mayoría de estrellas latinas trataban de conquistar el mercado estadounidense hablando un idioma perfecto, ella podía hacerlo dándole la vuelta.

Vergara nació en julio de 1972 en una familia acomodada de Barranquilla y recibió una estricta educación en el Colegio Marymount. Desde muy joven llamaba la atención: “Era una belleza: rubia, blanca, de ojos profundos. Era tímida pero heredó la vena artística de su abuela materna, Rosa Lila Dávila de Vergara. Las dos se parecían mucho y tenían un sentido del humor igualito”, dice Hernando Vergara Dávila, un tío que vive en Barranquilla.

A los 13 años empezó a convertirse en una mujer voluptuosa y le acomplejaba el tamaño de su pecho. Incluso pensó en hacerse una operación para reducirlo en su adolescencia.

Cuando estaba a punto de graduarse del colegio, a los 17 años, unos publicistas que casualmente buscaban modelos para participar en un comercial la vieron en la playa en bikini. “En el primer comercial de Pepsi ella era una extra. Era una niña muy linda y la pusimos en dos tomas. La puse en el centro, porque ahí es donde está la mirada. Esa fue la primera vez que le di un chance”, cuenta el publicista Mario Mitrotti, quien dirigió los dos comerciales que sacaron a Vergara del anonimato.

A pesar de su timidez, Sofía empezó a recibir ofertas para trabajar de modelo. “A los seis meses teníamos que hacer otro comercial y me acordé de ella. Al cliente no le gustaba Sofía y yo le hice una propuesta: si no funcionaba, no me pagaba mi trabajo como director”, cuenta Mitrotti. La joven se fue con todo el equipo de grabación, acompañada por su madre. Ahí protagonizó el comercial de la bebida gaseosa, en el que a ella se le quemaban los pies y empezaba a hacer un pícaro striptease en la playa. “Al final todo el mundo quedó feliz, el cliente, la audiencia, el público. Se ganó el cariño de todos porque es inteligente, bonita y segura de sí misma”, dice Mitrotti. Sin embargo, el destape de Vergara no les gustó mucho a su mamá y a las directivas de su colegio. Pero sí a su novio Joe González, quien viajaba todos los días entre Barranquilla y Santa Marta en moto para cuidarla durante el rodaje. A pesar de ser la mujer más pretendida, tenía una relación muy seria con González, hijo de un exalcalde la de ciudad.

Después de su breve incursión en el modelaje, Vergara se tomó un descanso. Empezó a estudiar Odontología, se casó con su novio y quedó embarazada. A los 18 años tuvo a su único hijo, Manolo, a quien dice bautizó así en honor a uno de los personajes de la cinta Caracortada. Pero la relación con González era complicada y terminaron por separarse. También abandonó la Odontología y se dedicó tiempo completo a trabajar como modelo y actriz.

En 1994, participó en el festival musical de Viña del Mar, en Chile, donde supuestamente tuvo un romance con Luis Miguel. Este rumor puso los focos sobre ella: Vergara empezó a volverse una celebridad en el mundo latino y recibió una llamada del canal Univisión. “Fernán Martínez la vio en un programa de entrevistas que él producía. Logró que le hicieran una audición para el programa Fuera de Serie, relata desde Miami el presentador peruano Fernando Fiore. Él era su compañero de escena en el programa. Fuera de serie se volvió uno de los programas más populares entre los latinos de Florida.


Pero no todo fue una historia rosa. Ella, como la gran mayoría de colombianos, ha sufrido en carne propia el dolor de la violencia. Mientras empezaba su carrera en Estados Unidos asesinaron a su hermano mayor, Rafael, cuando intentaron secuestrarlo por motivos económicos. La tragedia fue decisiva para que Sofía se radicara del todo en Miami con su familia, a finales de los años 90. Incluso, tiempo después su papá, el ganadero Jorge Enrique Vergara, también fue víctima de un plagio, aunque el Gaula lo rescató dos meses y medio más tarde. Gracias a su participación en Fuera de Serie, Univisión decidió que ya era el momento de que Vergara tuviera su propio programa. Fue así como en 1999 se convirtió en la presentadora de A que no te atreves.

A los 28, cuando su carrera en Estados Unidos estaba empezando a despegar, su médico le diagnosticó cáncer de tiroides. Vergara tomó la decisión de enfrentar su enfermedad con buen humor. “Creo que incluso en los momentos más duros, si uno se esfuerza un poquito en rodearse de gente positiva, que te haga reír a carcajadas, aunque sea en un intervalo del drama, la tristeza se tiene que mudar, se espanta. Yo, en medio de las radiaciones, cuando me trataron el cáncer me pegué mis buenas carcajadas entre las lagrimitas y no fue tan horrible el proceso”, cuenta. Gracias a su buena actitud, logró recuperarse pronto. Con ese segundo aire, decidió que era el momento de mudarse a Los Ángeles, La entrada a la compleja industria del entretenimiento de la ciudad californiana no fue fácil al comienzo. Vergara no recibía muchas ofertas de trabajo, pues su figura desconcertaba en las audiciones: como era rubia no correspondía al prototipo latino de los estadounidenses. Entonces tomó la decisión de teñirse el pelo de color oscuro.

Luego de participar en varias series de la TV estadounidense, a los 37 años, recibió la propuesta que cambiaría su vida. Los productores Steven Levitan y Christopher Lloyd estaban planeando una serie nueva para la cadena Fox y necesitaban una protagonista de origen latinoamericano. Vergara fue, desde el comienzo, su primera opción. De hecho escribieron el papel pensando en ella. Luego vino la fama, los premios y los dólares empezaron a llover.

Hoy Vergara vive con su prometido, Nick Loeb, y se mantiene en contacto permanente con su hijo Manolo. El joven, de 20 años, produce la serie Mi vida con Toty, que se transmite en un canal en línea. A pesar de que es invitada todo el tiempo a los eventos más glamurosos del mundo –donde siempre luce radiante– no está obsesionada con la belleza y, al contrario, odia hacer gimnasio y las dietas. Dice que su entrenador personal es “el único hombre que me ignora cuando me tiro al piso y me agarro el pecho”.

Vergara sabe que su futuro no depende solo de sus atributos. “No me tomo eso de la belleza tan en serio porque no me garantiza nada. Si no trabajas, no dura para siempre. Hay mujeres más lindas y jóvenes y más atrevidas que yo haciendo fila”, dice. Sin embargo, ella sabe que está en el primer lugar y que lo hecho hasta ahora es un logro inédito para una actriz colombiana.

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