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domingo, 26 de agosto de 2012

Diana, una ausencia muy presente

Nadie diría que han pasado ya 15 años de aquel fatídico 31 de agosto de 1997, en el que Diana de Gales perdió la vida. A pesar de su ausencia, su presencia es tan viva y continua que es evidente que su recuerdo está en la mente de toda la sociedad.

Sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique, son los primeros que no pierden ocasión en honrar su memoria y sus actos tienen mucho que ver con sus enseñanzas.

Durante los fastos de celebración del Jubileo de Diamantes de la reina Isabel II, con motivo del 60 aniversario de coronación hace unas semanas, su recuerdo también ha tenido protagonismo y, en una entrevista realizada al príncipe Guillermo, recordó a su madre con ternura.

El hijo mayor del príncipe Carlos y Diana, en el transcurso de una entrevista con la cadena estadounidense ABC, reconoció que sentía “tristeza” por el hecho de que su madre no hubiera podido conocer a su esposa, Catalina Middleton.

El príncipe Guillermo tenía 15 años cuando murió su madre y hoy está a punto de cumplir los 30; su hermano el príncipe Harry, quien también participó en la entrevista, tiene 27.

Alegría y tristeza

En referencia a su boda, el 29 de abril de 2011, comentó que estaba seguro de que “le habría encantado el día y estaría muy orgullosa. Es muy triste que no vaya a tener oportunidad de conocer a Kate”. Su hermano Harry puntualizó en referencia a su madre que creía “que ella tenía probablemente el mejor sitio en la boda”.

Guillermo reveló en la entrevista que tuvo que prepararse “mentalmente” para sobrellevar la ausencia de su madre, el día de su boda con Kate Middleton. “Lo pensé previamente para estar de algún modo preparado mentalmente. No quería tener labios temblorosos o nada de eso”, explicó.

Harry, por su parte, confesó que él “estaba totalmente nervioso” como “todo el mundo”, con “millones o miles de millones de ojos” enfocados en su familia, y manifestó su esperanza en que también lo estuvieran los de la princesa Diana. “Con fortuna, especialmente esos dos (ojos)”, dijo.

Un palacio que se abre

Durante dos años, unas obras de reforma mantuvieron cerrado el palacio de Kensington, la residencia de Lady Di y sus hijos tras su separación del príncipe Carlos.

El precioso palacio fue construido en 1605 junto a Hyde Park. El rey Guillermo III lo compró en 1689 y fue residencia de Jorge II. Después de él, huéspedes tan ilustres como la reina Victoria o la princesa Margarita también disfrutaron de una larga estancia.

Meses antes de la conmemoración oficial de Isabel II fue la propia Reina quien reabrió sus puertas. Y una vez más el espíritu de Diana de Gales volvía, sin pretenderlo, a estar en la mente de todos.

Dentro del palacio se puede contemplar una colección de más de 10.000 vestidos de la realeza británica, entre ellos, una muestra de cinco que pertenecieron a Lady Di, algunos de los cuales nunca se habían exhibido después de que la princesa los luciera. Con su presencia, vuelven a la memoria momentos importantes de su vida pública.

Entre ellos se encuentra el famoso vestido negro sin tirantes, del diseñador británico Emanuel, que Diana vistió en 1981, el día de su compromiso oficial con el príncipe de Gales, Carlos de Inglaterra.

Otros dos fueron creaciones de la diseñadora francesa Catherine Walker, la modista favorita de Diana de Gales: uno de color marfil y un segundo en tonos fucsia y púrpura. Además, un elegante vestido de cóctel, de seda negra, firmado por Gianni Versace, que la princesa lució en la premier de la película Apollo 13, en Londres, y un vestido de cóctel blanco y negro habitual en su vestuario, pues lo utilizó en varias ocasiones.

Objeto de subastas

Una manera de reivindicar en el presente la ausencia de una persona querida y admirada es a través de las cosas que le pertenecieron. Verdaderos entusiastas y coleccionistas se lanzan incluso hacia la posesión más insignificante del personaje que veneran. Eso sucedió, no hace mucho, en Los Ángeles, Estados Unidos.

Si en algún lugar son valoradas las pertenencias de un personaje popular, son en las casas de subastas.

Una de las más conocidas es Julien’s Auctions en Estados Unidos, donde este año dos mujeres, dos mitos y leyendas como Marilyn Monroe y Diana de Gales protagonizaron una de las subastas de objetos más seguidas y valoradas.

Un vestido de la princesa, diseñado por Catherine Walter, alcanzó los 108.000 dólares, la cifra más alta de los productos subastados, aunque se trataba de ropas que habían pertenecido a la princesa de Mónaco, Grace Kelly, o la cantante recientemente fallecida Whitney Houston, además de un traje de Superman utilizado por Christopher Reeve en Superman IV: The Quest for Peace.

Diana sigue siendo un ícono y su memoria continúa estando viva (EFE Reportajes).

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