Tras la visita oficial a Canadá y Estados Unidos del príncipe Guillermo y su mujer Catalina, las pantallas de televisión de los asientos de primera clase del vuelo en el que volvían a casa se rompieron, dejando sin posibilidad de entretenimiento a los jóvenes príncipes.
Una fuente contó: "A todas las personas que viajaban en primera clase, incluidos el duque y la duquesa, se les vio algo molestos, pero BA les aplacó. Aún así, 10 horas sin las pantallas es un poco duro". La empresa británica pagó 322 dólares.
La pareja real, que voló a Canadá en avión privado, decidió volver a casa en un avión comercial para ahorrar dinero.
Un portavoz de BA admitió que había habido un fallo en el sistema de entretenimiento: "Desafortunadamente un fallo en algunas partes del sistema de entretenimiento no se pudieron arreglar antes de que la aeronave despegara de Los Ángeles.
"Nos disculpamos con todos los afectados y les ofrecimos vales o puntos de viajero frecuente, para disculparnos".
Una persona que viajaba en el avión aseguró que los recién casados estuvieron "muy amigables con los otros pasajeros" y que se les vio tranquilos y relajados en el vuelo de regreso a casa.
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